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El cambio climático, una prolongada sequía y el retraso de las precipitaciones tienen al estado de California a punto de revivir incendios como los de 2018, en los que fallecieron 85 personas.

Imagen de portada: avión Hércules de la Fuerza Aérea estadounidense usando retardante de llamas. Créditos: Dennis W. Goff, U.S. Air Force.

Los condados de Los Ángeles y Sonoma, en California, Estados Unidos, declararon estado de emergencia a causa de numerosos incendios forestales. Los nuevos incendios, que rememoran los de 2018, en los que fallecieron 85 personas, se iniciaron aparentemente por las chispas que saltaron luego de una falla técnica en una torre de alto voltaje.

180.000 personas han sido evacuadas y la compañía Pacific Gas & Electric prepara un apagón que afectará a 2,7 millones de personas para evitar que las chispas que saltan ocasionalmente de las líneas de energía inicien otros focos de incendio. Los fuertes vientos que soplan en California no solo esparcen el fuego con mayor facilidad, sino que facilitan las fallas en el sistema eléctrico y las chispas que inician los incendios.

La situación se ha agravado por la demora en las precipitaciones que, en décadas pasadas, caían en su mayor parte entre octubre y abril. Y, de acuerdo con un artículo de The New York Times, es muy probable que estos incendios sean mayores a lo que habrían sido hace 100 años en las mismas condiciones meteorológicas: unos pocos grados de diferencia han sido suficientes para convertir el estado norteamericano en un campo minado para los incendios.

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