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El terremoto de magnitud 8.8 y el posterior tsunami que experimentó Chile la madrugada del 27 de febrero de  2010 planteó la necesidad de nuevas comprensiones desde las instituciones, a fin de poder enfrentar de mejor manera el impacto de las amenazas naturales.

En la última década, luego del mega terremoto del 27 de febrero de 2010 que afectó principalmente a las regiones del Maule y del Biobío, se produjeron cambios relevantes en las instituciones vinculadas a la prevención del riesgo del desastres y el enfrentamiento de la emergencia, y surgieron nuevos centros de investigación que apuntan a contribuir en la misma línea. Además, desde la ciudadanía surgieron organizaciones que buscan mantener viva la memoria de lo ocurrido con una mirada en la necesidad de la resiliencia.

Más herramientas e innovación: Los cambios de los organismos de emergencia

En particular, se destacan las modificaciones que realizaron Onemi y el Shoa, que introdujeron cambios en su sistema de monitoreo, tecnología avanzada para detectar las alertas y herramientas para garantizar la comunicación con todo el país.

Asimismo, en ambos organismos se invirtió en capacitaciones para que todo el equipo pueda responder ante la emergencia, como lo detallan estos reportajes de CHV noticias:

Lecciones del 27F: Cómo ha cambiado el SHOA desde el fatal terremoto y tsunami

Tras el terremoto y tsunami que azotaron al país en febrero de 2010, los organismos encargados fueron duramente cuestionados, no sólo por su falta de coordinación, sino también por las precarias condiciones en que resguardaban la seguridad del país en caso de un siniestro de este tipo.

Lecciones del 27F: Los cambios que ha tenido la Onemi desde la tragedia en 2010

Tras el terremoto y tsunami que azotaron al país en febrero de 2010, los organismos encargados fueron duramente cuestionados, no sólo por su falta de coordinación, sino también por las precarias condiciones en que resguardaban la seguridad del país en caso de un siniestro de este tipo.

Conocimiento e investigación

Además de los organismos del sector público y técnicos, durante los últimos diez años se crearon centros de investigación orientados a comprender y proponer soluciones ante las amenazas naturales, tales como Cigiden, Citrid, el Centro Sismológico Nacional y el Centro de Ciencia del Clima y Resiliencia (CR2).

El aporte que realizan estos centros es fundamental para el conocimiento y actualización científica del impacto de los desastres.

Memoria y acción ciudadana

Desde la sociedad civil también surgieron iniciativas con miras a contribuir a un mejor manejo de los desastres, tales como Desafío Levantemos Chile, la Fundación Alto Río, Proyecta Memoria y posteriormente, la red Movidos x Chile.

 

Una estrategia país para manejar los desastres

En 2016, una comisión multidisciplinaria integrada por más de 80 expertos, dio origen a la denominada Estrategia Creden. En este documento, los especialistas diagnosticaron la existencia de cinco condiciones habilitantes para poder ser un país más resiliente ante los desastres, y se establecieron 14 tareas a cumplir para poder lograr este propósito.

Además, de este trabajo, surgió la necesidad de contar con una institución que asuma la labor de materializar la propuesta, creándose en 2018 el  Instituto para la Resiliencia ante Desastres (Itrend).

 

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