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El Ministerio de Desarrollo Social y Familia convocó una mesa con académicos expertos en estudios sociales para evaluar la nueva Ficha Básica de Emergencias. Esta ficha es fundamental para prestar apoyo prioritario a las personas después de un desastre y evitar una duplicación de beneficios. El instrumento también necesita tomar en cuenta la realidad social y familiar del país, considerando la diversidad de las familias y la necesidad de, por ejemplo, proteger a mujeres vulneradas por parejas o exparejas.

Fotografía de portada: Valparaíso luego del incendio de abril de 2014. Créditos: Paniko.cl

El momento inmediatamente posterior a un desastre es clave, no solo por la necesidad de atender casos de salud de urgencia. Con una ruptura o disrupción de los servicios básicos, con la pérdida de viviendas, la posible caída de las redes de comunicación y las dificultades para acceder a abrigo, agua y alimentos, cualquier persona en el área de la emergencia puede encontrarse en una situación vulnerable, aunque antes no lo estuviera. Puede haberse interrumpido la energía eléctrica y la salud de una persona depende de medicamentos que deben refrigerarse. Puede ser que los adultos de un hogar han fallecido por el desastre y sea necesario cuidar a los niños de ese hogar hasta que se contacte a sus familiares. Lo cierto es que en un contexto de desastre, las vulnerabilidades se exacerban y el apoyo de las autoridades es fundamental para brindar ayuda de primera necesidad y evitar que el desastre siga escalando.

Una de las herramientas fundamentales para realizar esta tarea es la Ficha Básica de Emergencias (FIBE), que realiza el Ministerio de Desarrollo Social y Familia (Mideso). Este instrumento busca levantar información de necesidades básicas inmediatamente después de un desastre y hacer llegar los datos a los programas, servicios y organismos correspondientes, con el objeto de atender a la brevedad a las personas afectadas. No se trata solo de emergencias de salud y reconstrucción de viviendas: también ayuda a averiguar quiénes pueden haber perdido su fuente de ingresos, quiénes están en programas especiales que no deben ser interrumpidos (kinesioterapia, psicoterapia…) y quiénes necesitan apoyo psicosocial.

En enero de 2020, el Mideso presentó varias modificaciones a la FIBE. Estos cambios tienen como objeto acelerar la actuación del Estado, priorizando los casos y entregar el apoyo apropiado para cada situación. Tomás Wiedman, Jefe de Unidad del Sistema Integrado de Catastro Social en Emergencias de dicho ministerio, explicó a Conecta Resiliencia que el 40% de los hogares afectados por desastres tienden a disminuir de tramo de vulnerabilidad y que con la FIBE antigua había serios problemas de coordinación en reconstrucción y beneficios, lo que se traducía, por ejemplo, en $ 57.000 millones en beneficios duplicados.

Con el objeto de evaluar las modificaciones de la FIBE, el Sistema Integrado de Catastro Social en Emergencias llamó a un equipo de académicos y académicas con amplia experiencia en estudios sociales, quienes participaron de una mesa redonda el pasado viernes 6 de marzo en el Mideso. La mesa, integrada por Carmen Paz Castro (vicedecana de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile), Paulina Vergara (académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile), Walter Imilan (académico del Instituto de la Vivienda de la Universidad de Chile), Magdalena Gil (académica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica), Andrea Vásquez (investigadora del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres, Cigiden) y Natalia Palacios (jefa de proyecto de la Plataforma de Datos del Instituto para la Resiliencia ante Desastres), entre otras personas, destacó la necesidad de orientar la FIBE a cumplir con los objetivos que se ha planteado el mismo Mideso y la urgencia de adecuar las preguntas a la realidad de un Chile donde gran parte de las personas no tiene trabajo formal y sus hogares no responden al esquema de familia nuclear.

La mesa de trabajo destacó que los desastres suelen dejar al descubierto situaciones de vulnerabilidad que en otras circunstancias no salen a la luz y que deben ser abordadas con cuidado y rapidez, como la trata de personas y la explotación sexual infantil. También sugirieron incluir en la FIBE preguntas orientadas a proteger a mujeres que sufran abuso por parte de sus parejas o exparejas para facilitar su protección y evitar, por ejemplo, que sean trasladadas al albergue donde se encuentra su abusador. Además, se recomendó evitar preguntas relacionadas con el RUT o el número de pasaporte con el fin de no desincentivar las respuestas por parte de migrantes (regulares e irregulares) y considerar la diversidad sexual en la ficha, ya que un hombre trans también podría necesitar toallas higiénicas y protectores diarios, por ejemplo.

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